Asociación para el estudio de temas grupales, psicosociales e institucionales

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L. Montecchi: Máquina


Máquina

Leonardo Montecchi 


UNA DIES DABIT EXITIO MULTOSQUE PER ANNOS
SUSTENTATA RUET MOLES ET MACHINA MUNDO

Lucrecio, De Rerun Natura, V-96

 

"Con la progresiva divulgación de conocimientos técnicos, ha sucedido que para explicar el funcionamiento de la máquina se ha recurrido poco a poco a todas las fuerzas naturales explotadas por la tecnología, sin que todos los nuevos descubrimientos hayan llegado a explicar las extrañas prestaciones de tal máquina"

La máquina tiene los siguientes efectos:
a) presenta imágenes como en una película
b) produce y sustrae pensamientos
c) provoca respuestas motoras en el cuerpo, emociones, poluciones
d) provoca sensaciones extrañas y desconocidas
e) provoca otros efectos somáticos, como erupciones cutáneas, hormigueos y otros.

Esta es la máquina que nos describe Vicktor Tausk(1). Se trata de la "máquina influenciante", un mecanismo, un medio compuesto de varias partes ensambladas entre sí.
Esta máquina no es representable, es imposible verla con todos sus aparatos, sólo se la puede describir utilizando metáforas que derivan de la tecne(A) del momento; así, será una máquina cibernética con microchips instalados en el cerebro con la producción de una realidad virtual, en nuestra actualidad. O bien consistirá en "cajas, manivelas, palancas, ruedas, hilos y baterías" en la época de Tausk.
Frank Kafka nos describe su funcionamiento:
"¿Entiendes cómo funciona? El rastrillo comienza a escribir; apenas ha terminado la primera redacción del escrito sobre la espalda del hombre, el estrato de algodón se pone en movimiento y hace girar lentamente el cuerpo para procurar nuevo espacio al rastrillo. Entretanto, las incisiones producidas por la escritura quedan sobre el algodón que, por su particular preparación, detiene rápidamente la hemorragia y predispone al cuerpo a una próxima incisión más profunda. (En la colonia penal)(2)".

Son máquinas que escriben sobre el cuerpo y lo transforman en signo. Parecen propiamente máquinas semióticas que tienen una materialidad, una concreción; la materia de la cual está hecho el signo es una abstracción: el interpretante del signo, como diría Peirce(3) (4).

Las máquinas de las que estoy hablando son concatenaciones (agencements) de partes que producen efectos a diversos niveles. Por ejemplo, la concatenación de una máquina(B) Fiat no produce los mismos efectos que la concatenación de una máquina Mutoid. Las partes pueden incluso ser las mismas, pero la concatenación, el ensamblaje es diferente y es diferente el efecto, al menos en el plano estético.

¿Cuál es el sentido de la máquina Mutoid? ¿Cuál es la semiótica?

Ciertamente la máquina semiótica Fiat tiene un sentido bien definido: concatena autopistas, desplazamientos, dinero, vestuario, estilo de vida.

La máquina Fiat no está constituida solamente por las partes materiales, sino también por una máquina abstracta. Esto es la publicidad. También Marx entendió que: "La producción produce no sólo un objeto para el sujeto, sino también un sujeto para el objeto"(5).
Entonces, la máquina Deleuze y Guattarí ¿se puede concatenar con la Escuela de Prevención J. Bleger?

"Así, ya que el libro es él mismo una pequeña máquina ¿en qué relación, a su vez medible, se colocará esta máquina literaria con una máquina de guerra, con una máquina de amor, con una máquina revolucionaria, etc., y con una máquina abstracta que la contiene?"(6).

Siguiendo el hilo de esta interrogación, nos adentramos en el trabajo de un grupo de investigación sobre la causalidad.

¿Existen unas causas para los efectos que vemos?

Porque ciertamente, el fin de una Escuela de Prevención es la formación de un saber hacer, de una praxis que transforme la realidad; para nosotros no se trata de "interpretar el mundo sino de cambiarlo". Mas para cambiarlo debemos tener una interpretación del mismo, si queremos prevenir ciertos efectos debemos conocer sus causas, por esto hipotetizamos una relación que concatena dos series heterogéneas, por ejemplo las series complementarias de las que habla Freud. Complica la causalidad lineal típica de la etiología de las enfermedades infecciosas con una policausalidad en la que los efectos, los síntomas, se relacionan con factores genéticos; factores que derivan de la historia infantil que producen un factor disposicional que, a su vez, necesita de un factor traumático para producir unos efectos.

J. Bleger, en su texto Psicología de la conducta(7), retoma el texto freudiano de la Introducción al psicoanálisis(8) y lo sitúa en la dimensión problemática de la Higiene mental, tratando con ello de concentrar la atención "no sobre la enfermedad, sino sobre la salud, y, con ello, sobre la vida cotidiana de los seres humanos" (Psicohigiene y Psicología Institucional)(9).

Por ello, la investigación de las causas y de la causalidad deviene un aspecto central y considera la utilización de un concepto como el de causalidad estructural, que es retomado por Althusser.

Althusser, trabajando sobre un concepto usado por J.A. Miller, "causalidad metonímica", identifica una causalidad en la que los efectos no son extraños a la estructura sino inmanentes a ella, y nos dice que "la estructura, que es solamente una combinación específica de sus elementos, no es nada fuera de sus efectos"(10).
La causalidad estructural es de importancia decisiva para la prevención, entendida como trabajo sobre el campo, ya que se trataría de hipotetizar una estructura partiendo de sus efectos y de organizar una estrategia de intervención sobre varios planos o ámbitos: el individual, el grupal, el institucional y el comunitario.

Pero, y aquí volvemos a la máquina Deleuze y Guattarí, debemos preguntarnos, por ejemplo ¿cómo podemos intervenir sobre la dependencia patológica entendida como estructura?

Aún más, si utilizamos este "estructuralismo" deberíamos preguntarnos: ¿Cuál es la estructura que produce la estructura dependencia patológica? Y si concluyésemos que esta estructura no está estructurada, deberíamos admitir que no existe, y si, por el contrario existe, entonces:

"es signo de que bajo ella existe aún una estructura más definitiva, más ausente, si estuviera permitido expresarnos así (y lo está). En tal caso el fin natural de toda empresa estructural ontológicamente consecuente sería la muerte de la idea de estructura"(11).
Parecería un punto de partida para el método estructuralista, además, una estrategia de prevención entendida como "desarrollo pleno de los individuos y de la comunidad entera" (Bleger) es directamente una producción de subjetividad y "el factor subjetivo, cuya definición aquí no supera este principio de determinación recíproca, está incluido en la estructura. El proceso estructural de totalización destotalizada  cierra al sujeto, y no tolera perderlo, si no en cuanto es capaz de recuperarlo dentro de otra determinación estructural. Sin embargo, la máquina permanece excéntrica, por esencia, al hecho subjetivo. El sujeto está siempre en otra parte respecto a ella" (Guattarí, 1969)(12).
Otro punto decisivo diferencia la estructura de la máquina, se trata de la temporalidad. La estructura es atemporal, sin historia, la máquina tiene una historia, una fecha de inicio.

Pero volvamos a la subjetividad, al sujeto que está "al lado de la máquina. Punto de ruptura de la máquina" (Guattarí).
Esta producción de subjetividad envía directamente a la práctica que como escuela de prevención intentamos seguir. Se trata de la subjetividad que se ha producido "al lado" y contra la organización capitalista del trabajo y el punto de ruptura está en el rechazo a ser pagados de más por trabajos nocivos, una subjetividad que está siempre en otro lugar.
Aún más, la estructura nos envía a la idea de totalidad, en cambio la máquina funciona: "en los hiatos y rupturas, en las averías y fallos, en las intermitencias y cortocircuitos, en las distancias y fragmentaciones, en una suma que no reúne nunca sus partes en un todo"(13) por esto evoca la multiplicidad abriendo planos multidimensionales.

Entonces, para volver a nuestro interrogante, podemos transformarlo en: ¿cómo podemos intervenir en la máquina que produce dependencia patológica?

Sabemos ya que el sujeto no está encarcelado y que puede emerger si se crean vías de fuga o puntos de ruptura concatenando una máquina terapéutica, así la producción de subjetividad emergerá como resultado de una antiproducción de dependencia patológica.

Concatenar una máquina terapéutica significa producir un colectivo autónomo, un grupo capaz de elaborar un esquema de referencia conceptual y operativo (un ECRO, diría Pichon-Rivière)(14).

La concatenación de esquemas no es suficiente si no hay elaboración y producción del grupo operativo.

Así, pienso que una máquina preventiva es un plano de la máquina terapéutica, su horizonte o su futuro, y estoy convencido de que una máquina terapéutica contiene necesariamente una máquina preventiva implícita, por ello la concatenación de esta máquina prevé su explicitación a través de un proceso de formación de grupos operativos, que elaborando aspectos cognitivos y emotivos producen el propio esquema de referencia operativo.

Se podría hablar de mente de la máquina terapéutica, pero no estamos acostumbrados a pensar en la mente de la máquina, mientras que desde hace tiempo pensamos el cuerpo como una máquina, por lo menos desde Cartesio en adelante, pero:
"El cuerpo es el ancla de la mente y de la vida. Los cuerpos son máquinas que impiden a la mente ser barrida por un viento creado por ella misma (...) No es posible para una mente considerar algo que esté más allá de lo que ella puede medir y calcular: sin un cuerpo, sólo puede considerarse a sí misma"(15).

Así pues, la mente de la máquina terapéutica está en un cuerpo, un cuerpo de grupo que permite un tiempo de elaboración de las informaciones. Sólo un grupo puede distribuir el conocimiento sin centralizarlo, con tal de que se apropie del tiempo de digestión de las informaciones que lo alimentan, así pueden concatenarse sujetos colectivos de enunciación que se ubiquen como máquinas de guerra contra la pasividad, la alienación y la autoreferencia de las máquinas de dependencia.
Pero volvamos atrás en el tiempo y en el espacio, hasta el 15 de julio de 1.927, en Viena: W. Reich interrumpe la sesión analítica porque el "médico que había venido a su habitual hora de análisis" le dijo que había una huelga de trabajadores vieneses y habían comenzado los choques con la policía.
Reich describe aquella jornada en un artículo titulado "Curso práctico de sociología marxista, Viena 15 y 16 de julio de 1.927". Démosle la palabra: "Tuve la sensación de que se tratase solo de un mecanismo insensato (...) ¡Hombres-máquina! (...) También yo formé parte de los engranajes de la máquina durante la guerra (...)
Y a algunos de estos hombres-máquina les quedó vida bastante para poderse avergonzar. Miraban a otro lado o disparaban al aire (...). Pero ¿cómo funcionaban estas máquinas? ¿Quién las controlaba? ¿De qué habían sido creadas y por qué?".

De aquélla jornada y de aquéllas preguntas nace en Reich(16) la exigencia de dedicarse a la higiene mental y a la prevención: "Si yo me he dedicado al movimiento de higiene mental no fue precisamente para cuidar a las personas o para mejorar su salud: comenzaría después del 16 de julio de 1927 cuando cientos de personas fueron asesinadas por la calle y más de mil resultaron heridas".
Y este preguntarse por las máquinas y por la subjetividad de quien "mira a otra parte" es la misma mirada y la misma interrogación que nos lleva al año 1969 en Argentina, a Rosario, Córdoba y Buenos Aires; en aquella fecha el Instituto de Psicoanálisis se adhirió a la huelga general contra la represión violenta de obreros y estudiantes.

Nosotros "habíamos perdido la fobia hacia el mundo fuera de nuestra institución" dice M. Langer hablando de aquél periodo en un artículo titulado "Psicoanálisis y/o revolución social", presentado en el Congreso de la Asociación Psicoanalítica Internacional en Viena, 1971. Aquél artículo fue publicado en el texto colectivo Cuestionamos(17), otra máquina de guerra o de guerrilla, y luego vendría la escisión de la Asociación, ocurrida en Roma en 1969, realizada por el grupo "Plataforma Internacional" del que formaba parte A. Bauleo.
Nuestra escuela quiere continuar este pensamiento que produce acción, nosotros trabajamos alrededor de un concepto de prevención que encadena la máquina de liberación del deseo.

NOTAS

(A) Palabra griega que significa "técnica"  (N. Del T.)

(B) A las palabras españolas "máquina" y "automóvil" corresponde la misma palabra italiana "macchina"  (N. Del T.)

(1) Vicktor Tausk. Scritti Psicoanalitici. Astrolabio
(2) Franz Kafka. Racconti. Newton Compton
(3) C. S. Peirce. Le leggi dell´ipotesi. Bompiani
(4) G. Proni. Introduzione a Peirce. 
(5) K. Marx. Grundrisse (pag. 16). Nuova Italia
(6) G. Deleuze, F. Guattari. Millepiani. Castelvecchi
(7) J. Bleger. Psicología de la Conducta. Paidós
(8) S. Freud. Introduzione alla Psicoanalisi.  Boringhieri
(9) J. Bleger. Psicoigiene e Psicologia Istituzionale. Lauretana
(10) L. Althusser. Leggere il Capitale (pag. 198). Feltrinelli
(11) U. Eco. La Struttura Assente (pag.324). Bompiani
(12) F. Guattari. Macchina e Struttura. In: Una tomba por Edipo. Bertani
(13) G. Deleuze, F. Guattari. L´antiedipo (pag. 44). Einaudi
(14) E. Pichon- Rivière. Il Processo Gruppale. Lauretana
(15) K. Kelly. Out of Control (pag. 55). Apogeo
(16) W. Reich. Indivuo e Stato.
(17) AA.VV. Cuestionamos. Búsqueda


- Traducción de Federico Suárez
- Leonardo Montecchi es psiquiatra. Director de la Scuola di Prevenzione "José Bleger". Rimini. Italia.


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